El arquitecto que reproduce edificios históricos, desde el Kavanagh hasta al Congreso, con minúsculo realismo

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR ARQUITECTURA

El arquitecto que reproduce edificios históricos, desde el Kavanagh hasta al Congreso, con minúsculo realismo

Fecha:
Wednesday 22 May de 2024

Gestor:
INSTITUTO IDARC

Carlos Santoro descubrió su pasión por las maquetas antes de recibirse de arquitecto; también recrea barcos en madera de cedro, de guatambú y latón, como el galeón isabelino Revenge

La boiserie y los muebles de madera de la biblioteca original, así como la estructura metálica que sostiene la famosa cúpula y otros sitios inaccesibles para el público del Palacio del Congreso. Los leones alados de la torre y la decoración de hierro de la mansarda que, con el paso del tiempo, perdió la Confitería del Molino. Los de edificios icónicos, como el Kavanagh o el Teatro Gran Rex, entre otros, pueden observarse con minúsculo realismo en las maquetas realizadas por el arquitecto Carlos Santoro.

Como buen profesional, ejecuta con maestría edificios, torres, oficinas y hasta barrios cerrados en miniatura. La carrera, que cursó en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, desplegó un talento que ya conocía y practicaba desde chico, y que llevó a su máximo potencial una vez recibido.

Desde la infancia había adoptado como hobby el difícil arte de realizar maquetas. El azar quiso que el futuro arquitecto se topara de chico con la actividad que desarrollaría (y lo apasionaría) durante el resto de su vida. Sucedió en un cumpleaños, cuando le regalaron una maqueta para armar, de esas que vendían en las casas de hobbies. Entusiasmado, fue consiguiendo de a poco más y más herramientas, similares a las de un carpintero, pero también más pequeñas.

Desde entonces no para de fabricar modelos de construcciones existentes a escala reducida. “Hace cuarenta años los chicos todavía tenían hobbies. El mío era armar barcos. La primera maqueta que hice fue un pequeño galeón antiguo, que se llamaba Mayflower”, recuerda. A lo largo de los años se multiplicaron los barcos, que reprodujo en madera de cedro, de guatambú, en latón y hasta con detalles de dorado a la hoja y de piezas en bronce y plomo.

Entre sus realizaciones conserva un barco egipcio de la Dinastía XVIII; La Candelaria, buque español de 1760; la Fragata Sarmiento; el galeón inglés Golden Hind, que circunvaló el globo terráqueo en el siglo XVI; el buque de pasajeros Modesta Victoria, que navega el Lago Nahuel Huapi desde hace ochenta años; el acorazado Bismarck, de la II Guerra Mundial, y el galeón isabelino Revenge.

Del hobby a la universidad

Cuando llegó la elección de carrera, naturalmente Carlos Santoro se inclinó por la arquitectura. Lo que había sido un pasatiempo de la infancia y adolescencia comenzó a profesionalizarse y, una vez recibido, se dedicó a diseñar maquetas a pedido. En un principio, sus clientes eran estudios de arquitectura.

“Los proyectos eran más grandes que los que hay ahora. Hice las maquetas para el estudio que reformó Galerías Pacífico y para el que hizo el Dot Shopping”, señala.

La crisis de 2001 impuso un freno en su actividad y, luego de atravesarla, un giro le dio un gran impulso. Con la reactivación en la construcción, los encargos del nuevo siglo estuvieron vinculados a edificios de propiedad horizontal e inmobiliarias. En la mayoría de los casos se trataba de construcciones premium o de desarrollos de barrios privados. El fenómeno tiene una lógica: las maquetas “ayudan como herramienta de ventas. Si un edificio es grande, la inmobiliaria puede mostrarlo mejor por medio de una maqueta”, explica.

Su recorrido laboral incluye piezas de oficinas, locales comerciales y viviendas en Buenos Aires, Mar del Plata, Pinamar, Tandil, Uruguay y Miami. Al mismo tiempo, con esa reactivación resurgieron los pedidos para estudios de arquitectura, incluso desde Chile.

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