En abril de 2025, las obras del Tercer Puente sobre el río Orinoco, una infraestructura estratégico-carretero-ferroviaria de alta complejidad, muestran progresos significativos en su cimentación, estructura metálica y terraplenes de acceso. Este puente, cuya construcción se inició a mediados de 2023, unirá de forma directa los estados de Bolívar y Guárico, reforzando la articulación vial y ferroviaria entre el sur y el centro del país. Con una extensión aproximada de 3.2 kilómetros y un diseño de doble calzada para automotores junto a una vía férrea de doble vía, el Tercer Puente se perfila como uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de la región.
El río Orinoco es uno de los sistemas fluviales más extensos de Sudamérica, y sus orillas han constituido históricamente un obstáculo para la integración de redes de transporte en Venezuela. Los puentes existentes –el Segundo Puente Orinoco en Ciudad Guayana y el Puente José Antonio Páez en Upata– han resultado insuficientes para atender el creciente flujo de carga y pasajeros. El Tercer Puente se presentó como la solución definitiva para descongestionar estas arterias y abrir nuevas rutas de intercambio comercial y movilidad social.
Su ubicación, entre la localidad de Caicara del Orinoco (Bolívar) y la vía hacia Calabozo (Guárico), permitirá recortar en más de 150 kilómetros las rutas de transporte de mercancías desde el sur petrolero y minero hasta los centros agrícolas y de almacenamiento del centro del país. Asimismo, integrará directamente la red férrea que conecta Ciudad Bolívar con Puerto Ordaz, hacia extensiones planeadas que llegarán a San Fernando de Apure y más allá.
El proyecto inició con la perforación e instalación de 104 pilotes de gran diámetro (2.2 metros) y 30 metros de profundidad, distribuidos en ambas márgenes y en islas intermedias. Para garantizar la estabilidad ante la fuerza de corrientes y crecidas estacionales, se utilizó hormigón de alta resistencia y acero de refuerzo de grado 60, cumpliendo con estándares internacionales para zonas sísmicas y fluviales.
A la fecha, más del 90% de los pilotes en la margen de Guárico y el 75% en la margen de Bolívar han sido concluidos, superando las dificultades de inundaciones periódicas y deslizamientos de cauce. La instalación de encofrados modulados y el uso de sistemas de bombeo continuo permitieron acelerar el secado y desencofrado de las zapatas.
La superestructura consiste en 38 tramos metálicos de 50 metros cada uno, conformados por vigas cajón de acero cortén con tratamientos anticorrosión. La fabricación de los módulos se realizó en astilleros en la costa central venezolana y su transporte fluvial hasta zona de montaje demostró la capacidad logística del proyecto.
Actualmente, se han izado 22 tramos sobre el cauce principal y 8 sobre islas menores. La grúa flotante de 800 toneladas ha operado de manera continua, frenando únicamente durante episodios de crecida. El ensamblaje de los perfiles incluyó conexiones atornilladas con pernos de alta tensión y soldaduras robotizadas, garantizando tolerancias de montaje de ±2 milímetros por tramo.
Los accesos por ambas márgenes contemplan terraplenes con relleno controlado, geotextiles de separación y drenajes subterráneos. La margen de Guárico presenta un tramo de 5.6 kilómetros de terraplén elevado, con muros de contención prefabricados y cunetas de inclinación 1:1 para manejo de aguas lluvias.
En la margen de Bolívar, se construyen 4.3 kilómetros de terraplén con pasos superiores e inferiores para fauna y vías locales, favoreciendo la conectividad rural. Además, se han levantado dos estaciones logísticas para el manejo de cargas pesadas, equipadas con grúas pórtico de 50 toneladas y patios de maniobras.
El diseño multifuncional del puente contempla dos carriles de circulación para automóviles y camiones en cada dirección, separados del eje ferroviario por barreras de contención y barreras acústicas. La vía férrea de doble vía permitirá el paso simultáneo de trenes de carga y pasajeros, con radios mínimos de curva de 600 metros y pendientes máximas del 1.5%.
Se prevé que, una vez completada, la conexión ferroviaria reducirá el costo logístico de transporte de carga en un 25% y los tiempos de viaje de pasajeros en un 40%, en comparación con la travesía por carretera actual.
Durante el desarrollo de la obra, se implementó un exhaustivo plan de manejo ambiental que incluyó:
Monitoreo de calidad de agua y sedimentos en puntos estratégicos.
Uso de material dragado para rellenos controlados, evitando extracción masiva de áridos de la ribera.
Pasos de fauna y corredores ecológicos para especies de la región, como el manatí del Orinoco y el cocodrilo llanero.
Programas de reforestación con más de 10.000 plantas nativas en zonas de afectación directa.
Asimismo, el proyecto mantuvo un diálogo continuo con comunidades indígenas y ribereñas, celebrando reuniones periódicas para explicar fases de obra, medidas de seguridad y oportunidades de empleo local. Más del 60% de la mano de obra directa proviene de poblaciones de la cuenca, fortaleciendo la economía regional.
El financiamiento de la obra, con un monto superior a los 1.100 millones de dólares, proviene de fuentes multilaterales y aporte estatal. Se estima que, en su etapa de construcción, se generen más de 5.000 empleos directos y 8.000 indirectos, distribuidos entre ingenieros, operadores, técnicos, proveedores de materiales y servicios logísticos.
Una vez en operación, el puente dinamizará la economía del interior, facilitando la salida de productos agrícolas –como cacao, café y cítricos– y minerales –oro y diamante industrial– hacia los puertos de exportación en la región oriental. En el ámbito social, la mejora de accesibilidad fomentará proyectos educativos y de salud itinerantes que ya planean extender su cobertura a comunidades ribereñas.
El diseño incorpora sistemas de monitoreo estructural en tiempo real: sensores de desplazamiento, presión y vibración instalados en los pilotes y vigas, conectados a una plataforma de supervisión 24/7. Además, está previsto un plan de mantenimiento preventivo con inspecciones semestrales y grandes revisiones cada cuatro años.
El puente contará con iluminación LED de alta eficiencia y barreras de choque vehicular con absorción de energía en ambos extremos. Para la vía férrea, se implementarán escáneres láser y cámaras de alta definición en los tramos de ingreso y salida, con alarmas automáticas ante anomalías.
El cronograma oficial establece la finalización de la superestructura para octubre de 2025, seguida de pruebas de carga y ensayos técnicos. La inauguración está programada para diciembre de 2025, coincidiendo con la conmemoración de los 200 años de fundación de Ciudad Bolívar.
A mediano plazo, se proyecta la extensión de la red ferroviaria hasta San Fernando de Apure y San Carlos, mejorando aún más la movilidad del centro y sur del país. El Tercer Puente sobre el río Orinoco se convertirá así en el eje vertebral de una nueva malla de transporte integrada, que consolidará corredores de desarrollo y fortalecerá la soberanía territorial.
La construcción del Tercer Puente sobre el río Orinoco no solo representa una hazaña de la ingeniería nacional, sino un catalizador del desarrollo económico y social. Al combinar infraestructura vial y ferroviaria, criterios de sostenibilidad ambiental y participación comunitaria, este proyecto redefine la capacidad de conexión interna de Venezuela. Con su culminación, se espera un impulso decisivo en la competitividad regional, la integración territorial y el bienestar de miles de ciudadanos.
El 2025 quedará marcado en la historia de la Orinoquia como el año en que el puente unió dos orillas, pero también unió visiones de progreso, inclusión y futuro compartido para las comunidades bolivarenses y guariqueñas.