México construye en tiempos de incertidumbre : el 2025 pone a prueba la fortaleza del sector

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN

En 2025, el sector de la construcción en México transita un escenario complejo y decisivo. Aunque las inversiones públicas en infraestructura continúan, el entorno está marcado por incertidumbre económica global, alza de precios en materiales, y desafíos internos como la sobrerregulación y la escasez de mano de obra especializada. Informes de Deloitte y BBVA Research advierten una posible desaceleración o contracción del sector, en un contexto donde la volatilidad del peso, los retrasos gubernamentales y la concentración en megaproyectos impactan negativamente. Frente a ello, el gobierno apuesta por mantener el gasto público y fomentar la digitalización y el uso de materiales nacionales, mientras se impulsa la profesionalización del talento técnico. El segundo semestre será clave para definir si la industria logra estabilizarse o entra en una fase de estancamiento prolongado.

México construye en tiempos de incertidumbre : el 2025 pone a prueba la fortaleza del sector

Fecha:
Friday 20 Jun de 2025

Gestor:
INSTITUTO IDARC

El sector de la construcción en México se encuentra en un momento decisivo: entre riesgos macroeconómicos, transformaciones tecnológicas y reconfiguraciones políticas, la industria navega un 2025 con señales mixtas. Si bien las inversiones públicas en infraestructura siguen fluyendo, la incertidumbre global, el encarecimiento de materiales y los retos internos como la sobrerregulación o la escasez de mano de obra especializada, generan un entorno complejo para desarrolladores, contratistas y autoridades.

Riesgos que amenazan el crecimiento
De acuerdo con análisis de Deloitte México y BBVA Research, el crecimiento del sector podría estancarse este año o incluso registrar una leve contracción respecto a 2024. Entre los principales factores están:

  • La volatilidad del peso frente al dólar, que impacta el costo de insumos importados.
  • La inflación en materiales de construcción como acero, cemento y acabados, presionada por aranceles y disrupciones logísticas.
  • Cambios en políticas regulatorias y retrasos en licitaciones estatales y municipales tras el cambio de gobierno.
  • La concentración de inversión en megaproyectos federales que, si bien dinamizan ciertas zonas, dejan rezagadas otras regiones.

Inversión pública como ancla
A pesar del panorama incierto, el gobierno federal mantiene una estrategia de gasto activo. La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) anunció más de 56,500 millones de pesos en proyectos carreteros y ferroviarios. Además, se prevén 1,450 licitaciones públicas, de las cuales más de 1,080 ya fueron adjudicadas en el primer semestre del año.

El sector privado, sin embargo, ha mostrado mayor cautela. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) reporta que las inversiones privadas aún no alcanzan niveles prepandemia, especialmente en desarrollos inmobiliarios y de vivienda.

Transformación en marcha
Uno de los ejes clave de 2025 será la transición industrial. En alianza con la CMIC, el gobierno ha impulsado el uso de acero 100 % nacional en obra pública, buscando fortalecer la cadena de valor mexicana ante la competencia asiática y proteger empleos locales. A esto se suma una agenda de digitalización que promueve la adopción de BIM (Building Information Modeling) y sistemas de gestión inteligente en obras públicas.

Escasez de talento y nuevos perfiles
Otro desafío es la formación de capital humano. La construcción enfrenta un déficit de técnicos y profesionales capacitados en sostenibilidad, tecnologías constructivas y eficiencia energética. Programas como Jóvenes Construyendo el Futuro han tenido un impacto parcial, pero aún falta articulación con empresas para cubrir perfiles especializados.

¿Qué esperar para el resto del año?
Especialistas proyectan que el segundo semestre será decisivo. Si la inflación cede y se consolidan nuevos proyectos de infraestructura interregional, el sector podría cerrar 2025 con un crecimiento moderado. Sin embargo, si persisten los riesgos internacionales y no se incentiva la inversión privada, el sector podría ingresar en una fase de desaceleración técnica.

Conclusión
La construcción mexicana en 2025 es un espejo del país: resiliente, estratégica, pero exigida por el contexto. Entre megaproyectos, presiones globales y nuevas reglas del juego, la industria necesita más que nunca una visión de largo plazo, alianzas público-privadas sólidas y una apuesta por la capacitación y la tecnología. Construir en la incertidumbre no es tarea fácil, pero es también una oportunidad para redefinir el futuro urbano, industrial y territorial de México.

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